miércoles, 11 de abril de 2012

Unidad 3. El problema de la percepción

Acerca de la mirada adulta que mira un "libro para niños" (a propósito de nuestra experiencia con "Zoom", "Re-zoom" y "El otro lado").

Toda lectura implica un encuentro intersubjetivo que interpela al sujeto que lee y que en tanto tal, suscita un conflicto entre la clausura identitaria (encierro en una identidad precisa) y la apertura al mundo (emergencia de representaciones nuevas), puesto que el texto constituye un representante metafórico de otro sujeto diferente. Para poder leer es preciso tolerar la incertidumbre que implica la puesta en suspenso de la ya-pensado (leer es ser cuestionado), algo que permite que el lector construya una experiencia que le permita producir una versión.

Gustavo Cantú

Los lectores son viajeros; circulan sobre tierras ajenas, como nómadas que cazan furtivamente a través de campos que no han escrito.

Michel de Certeau

La lectura puede permitirle al sujeto descubrir su mundo interior, para volverse de ese modo más autor de su destino.
La lectura puede ser a cualquier edad, un atajo privilegiado para elaborar o mantener un espacio propio, un espacio íntimo, privado, que no dependa de otros: la elaboración de una posición de sujeto que le permita ir a un lugar diferente al que todo parecía destinarlo, a convertirse en lo que no sabía todavía que era. La lectura puede generar la idea de que alguien puede perderse a sí mismo en el camino, o bien de perder una especie de caparazón que uno confunde con su identidad.
Cada uno puede interrogarse con respecto a su propia relación con la lengua y con la literatura. Sobre su propia capacidad para vivir las ambigüedades y la polisemia de la lengua, sobre su propia capacidad para ser alterado por lo que surge, de modo imprevisto, a la vuelta de una frase. Y para dejarse llevar por un texto, en lugar de querer siempre controlarlo.

Michèle Petit

Cada lector es, cuando lee, el propio lector de sí mismo. La obra de un escritor no es más que una especie de instrumento óptico  que él le ofrece al lector a fin de permitirle discernir aquello que, sin ese libro, quizás no habría visto en sí mismo.

Marcel Proust


Al leer nos convertimos en enredaderas

Raymond Queneau


 

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