Roberto Esposito
El dispositivo de la persona
"Lo que es
sagrado, muy lejos de ser la persona,
es lo que en un ser
humano resulta impersonal."
Simone Weil
La obra del filósofo italiano Roberto Esposito ha ganado,
con justicia, un lugar cada vez más importante en la filosofía política
contemporánea. Sus reflexiones en el campo de la biopolítica son acertadas y
originales. En este taller de corta duración, nos proponemos trabajar sobre El
dispositivo de la persona, uno de sus últimos libros traducidos al español.
La
categoría de “persona” no es simplemente un concepto filosófico, tanto la
teología como el derecho la utilizan. Es la que permite distinguir y
jerarquizar a los seres humanos según sean completamente personas o estén en
camino de serlo o, peor para ellos, nunca puedan acceder a ese status. En la
doctrina cristiana se argumenta la necesidad del gobierno del alma racional por
sobre los excesos del cuerpo, imposición, control, dominio de nuestra
animalidad. El derecho romano es el que ha estructurado de una forma más
acabada esta relación de dominio. Hijos, esclavos, mujeres, eran algunos de los
que quedaban fuera del dispositivo de la persona y, a su vez, ayudaban a
constituirlo como tal. En la tradición filosófica liberal (John Locke), por
ejemplo, la persona no es un cuerpo, sino que tiene un cuerpo, es decir que
este sometimiento sigue funcionando al interior del propio hombre. Problematizar
el concepto de “persona” es realizar la historia de un sometimiento y explorar
a la vez algunas vías alternativas.
Roberto Esposito propone comenzar a transitar los caminos
que nos conducirían hacia una filosofía de lo impersonal. Por supuesto, no está
solo en esta dirección. Nietzsche y Freud fueron grandes deconstructores de
esta filosofía de la persona. Pero fue una mujer, Simone Weil, la que a juicio
de Esposito mejor supo ver y denunciar el problema principal de la cuestión
personal. La indisoluble relación entre persona y posesión (y disposición de lo
poseído) que está funcionando ya en el derecho romano. Explorar entonces el
camino de una filosofía de lo impersonal implica sumergirse en los problemas
que el cuerpo y la vida nos plantean, en lugar de pretender desde el
dispositivo de la persona, poseer, dominar y utilizar esa vida. Esto es lo que
Esposito plantea al hablar de una “biopolítica afirmativa”, una forma
radicalmente distinta de pensar las relaciones entre vida y derecho.
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Ni persona ni cosa; para Esposito, el cuerpo humano se
vuelve el elemento decisivo para repensar los conceptos y valores que rigen
nuestro léxico filosófico, jurídico y político.
¿Cuál es la relación entre las personas y las cosas? ¿Y de
qué modo el cuerpo transforma esta relación? Ya desde sus comienzos, nuestra
civilización se ha basado en una distinción estricta entre personas y cosas,
cuyo fundamento es la dominación de las personas sobre las cosas. Esta
oposición de principio, que nace con el derecho romano y recorre la modernidad,
llega hoy al mercado global, donde continúa generando contradicciones. Pero
aunque la distinción nos siga pareciendo clara y necesaria, en la práctica
jurídica, económica y tecnológica asistimos continuamente a una inversión de
perspectivas: algunas categorías de personas están siendo asimiladas a las
cosas, a la par que algunas clases de cosas van adquiriendo un perfil personal.
Para resolver esta antinomia, Roberto Esposito argumenta que
existe una vía de escape, a partir de un nuevo punto de vista basado en el
cuerpo. Ni persona ni cosa, el cuerpo humano se vuelve así el elemento decisivo
para repensar los conceptos y valores que rigen nuestro léxico filosófico,
jurídico y político.
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