En 1975, así retrataba el periodista Gérard Petitjean, de Le Nouvel Observateur, la atmósfera reinante en esos cursos:Cuando Foucault entra en el anfiteatro, rápido, precipitado, como alguien que fuera a arrojarse al agua, pasa por encima de algunos cuerpos para llegar a su silla, aparta los grabadores para colocar sus papeles, se saca la chaqueta, enciende una lámpara y arranca, a cien por hora. Una voz fuerte, eficaz, reproducida por los altoparlantes, única concesión al modernismo en una sala apenas iluminada por la luz que se eleva de unos pilones de estuco. Hay trescientos lugares y quinientas personas apiñadas, que ocupan hasta el más mínimo espacio libre. [...] Ningún efecto de oratoria. Es límpido y tremendamente eficaz. Sin la menor concesión a la improvisación. Foucault tiene doce horas para explicar, en un curso público, el sentido de su investigación durante el año que acaba de terminar. Entonces, se ciñe al máximo y llena los márgenes como esos corresponsales que todavía tienen demasiado que decir una vez llegados al final de la hoja. A las 19:15 se detiene. Los estudiantes se abalanzan sobre su escritorio. No para hablarle, sino para apagar los grabadores. No hay preguntas. En el tropel, Foucault está solo.
en: Foucault, Michel La sociedad punitiva : curso en el Collège de France (1972-1973)
Hola Oscar y Gabriel!
ResponderEliminarEn la facultad no nos regularizaron la materia aún, ya que no figura ninguna nota en la historia académica, de modo que por el momento no nos permiten rendirla. Queríamos saber si iban a subir las notas proximamente para poder rendir en el segundo llamado.
Saludos!