jueves, 15 de marzo de 2012
habitantes del lenguaje
Martin Heidegger plantea que la palabra es la morada donde habita el ser del
hombre y que son los pensantes y los poetas los vigilantes de esa morada, en
tanto ellos en su decir son los que hacen hablar a la palabra y la conservan en
el habla. El pensar obra en cuanto piensa. El pensar se deja interrogar, se
consuma en este dejarse. El pensar y el amar se conjugan. El pensar “es”, y esto
quiere decir lo mismo que se ha hecho. “Hacerse”, en su esencia, de una cosa o
persona, significa amarla, quererla, y lo que uno “quiere”, es capaz de hacerlo.
Este “amar” o sea este “capaz de” es la propia esencia de la capacidad, que no
sólo puede realizar esto o aquello, sino que puede dejar que algo sea en su
originalidad, esto es que pueda dejar que sea.
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